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“Imagínese ahora las Tinieblas... por todas partes. Ninguna luz, nada de luz, ni el menor punto luminoso. Las casas, los árboles, los campos, la tierra, el cielo... todo se ha convertido en una mancha negra, vacía. Excepto las Estrellas que estarán en lo alto, que ni siquiera sabemos cómo son. ¿Puede concebirlo?”
Asimov, de 21 años, escribió esta historia inspirado en la cita de Ralph Waldo Emerson que le fue mostrada por John W. Campbell, Jr, el editor de Astounding Science Fiction:
“If the stars should appear one night in a thousand years, how would men believe and adore, and preserve for many generations the remembrance of the city of God?”
Fue, en aquella época, el mayor pago que recibió por una historia y con la que se ganó la portada de Astounding Science Fiction en la edición de setiembre de 1941. Pero creo que lo más importante fue lo que pasó después:
“I was suddenly taken seriously and the world of science fiction became aware that I existed”.
En 1968, la Science Fiction Writers of America votó a favor de “Nightfall” como el mejor cuento de ciencia ficción. En la actualidad, no creo que sea el mejor cuento de Asimov pero, definitivamente, es uno de los mejores que he leído hasta el momento.
Lagash, un planeta con seis soles que no conoce la oscuridad y que haría llorar como niñitas a los trisolarianos (apostaría lo que sea a que Cixin Liu debe parte de su inspiración a este cuento), ha alcanzado el final de un nuevo ciclo, un ciclo de 2,000 años en el que un eclipse deja en completa oscuridad al planeta. Pero eso no es todo, los habitantes, al no conocer la oscuridad, sufren de ataques de histeria que les provoca daños mentales y los hace actuar como desquiciados en busca de alguna fuente de luz.