Cara de plata: Comedia bárbara

Un buen comienzo con trazas esperpénticas para las Comedias Bárbaras. El ambiente es único y característico: una Galicia medieval, tierra sin ley donde reinan los impulsos más bajos y lo grotesco. Los personajes se deforman, la ambientación se oscurece y todo se siente como un sueño macabro, un delirio sin fin que augura un trágico desenlace para los Montenegro y el pueblo.

A ello se suman acotaciones narrativas de una belleza impresionante, una fusión entre esperpento y modernismo salteada por un interminable vocabulario arcaico y literario que se retuerce hasta su máxima expresión. Si bien contribuye a entrar en ese mundo medieval y místico, en ocasiones uno se pierde entre términos tomados del gallego o modismos del norte y puede llegar a ralentizar la lectura.

Con todo, ir parando la lectura para aprender y familiarizarse con los arcaísmos supone una impertinencia menor y en absoluto eclipsa la calidad y carisma de la obra. Es una vuelta a las historias medievales clásicas de antaño en la que el hermoso héroe se dispone a salvar a la princesa de las garras del malvado, pero pasada por un filtro que pervierte y deforma la realidad; una reverencia al pasado con un toque único y un detalle al arte por el arte, sin querer perderse en un significado final y trascendente.