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Una obra increíblemente adelantada a su tiempo.
Sería mucho más corto decir lo que me ha disgustado del libro, pero haré el esfuerzo y hablaré de lo bueno también.
El libro es un clásico de la ciencia-ficción, como todos sabemos, y esa es la sensación que te da al leerlo. Lo que a uno se le puede olvidar fácilmente a medida que lo lee es el año en el que esta obra está escrita, ya que no estamos hablando de ciencia-ficción clásica de los 50 ni de los 40, estamos hablando del 1898. El nivel de detalle con el que ideó a los marcianos y su fisionomía, las máquinas, las plantas marcianas... en fin, no podría enumerarlo todo sin hacer esto tediosamente largo, pero sabiendo la época en la que se escribió la novela, es fácil darse cuenta lo apasionado que estaba Wells con la biología y la ciencias de la naturaleza en general.
La filosofía es otro de los puntos fuertes, que predomina muchas veces ante la cara más científica de la novela, en la que se critica la sociedad del momento y se pone en duda muchas veces la capacidad de resolución de problemas que tenemos los humanos.
El estilo de Wells me ha sorprendido por su sencillez, y en parte es otro de los motivos por el que la obra me enganchó desde el primer momento. Quizás me esperaba una prosa mucho más intrincada, y una novela que no se centrara tan abiertamente en la narración de un suceso tan ficcional (por algún motivo). Pero afortunadamente, me equivocaba por completo.
En cuanto al final de la novela, que no revelaré, diré que me ha resultado muy convincente, y no sobreexplota lo ficcional, sobre todo teniendo en cuenta el año en el que está escrita.
Ahora bien, vayamos a lo que menos me ha gustado del libro. La narrativa de H.G. Wells me ha sorprendido gratamente en los momentos en los que el protagonista o el personaje en cuestión está quieto, sin dirigirse a ningún lugar. Sí, puede parecer una tontería lo que digo, pero tiene sentido. Cuando Wells se centra en contarte lo que te quiere contar, hablarte sobre los marcianos, sobre el humano, sobre cómo sería una invasión marciana en la Tierra... engancha muchísimo. PERO cuando el personaje se mueve de localización, cuando va vagando por las calles o en un coche, el ritmo narrativo muere por completo, ya que al estar la novela contada a modo de crónica, el narrador se centra constantemente en hablarte sobre todas y cada una de las calles, barrios, colinas y ríos del mapa. Es soporífero leer diez páginas seguidas sobre calles de Londres o ciudades de Surrey tan poco relevantes para la historia. Vamos a ver; sí, obviamente este modo de contarlo es parte de lo que hace que esta obra haya sido lo que ha sido, no por nada Orson Wells formó la que formó adaptando las localizaciones a lugares de USA y retransmitiendo aquel mítico programa. Pero a día de hoy, leyendo esto en 2024 y sin saberme el callejero de Londres, no me aporta demasiado y me ha dificultado un poco la lectura. Por suerte, la narración final me ha gustado tantísimo que no le restaré una estrella a la puntuación que le doy al libro por ese motivo. Por eso, y porque sé lo importante que es que la novela esté contada a modo de crónica.
Así que, en conclusión, es una novela que me ha encantado, y que me ha dado ganas de leer más de la obra de H.G. Wells y más ciencia-ficción clásica. Ha sido todo un acierto como lectura del mes de nuestro club de lectura.