Tienes que mirar

TIENES QUE MIRAR. Este es un libro brutal de la escritora, periodista e ilustradora rusa Anna Starobinets. Tan hermoso como triste, tan difícil como necesario, se trata de una obra de no-ficción desgarradora sobre la aciaga experiencia de tener que abortar en un país como Rusia.

Una tarde, Starobinets descubre, durante una visita de rutina al doctor, que hay un problema con su embarazo y que el hijo que anida en su vientre durante dieciséis semanas no vivirá. La escritora rusa deberá tomar la dolorosa decisión de interrumpir su embarazo deseado, he ahí el punto de partida del relato: Starobinets narra la pesadilla emocional, psicológica, discriminadora e incluso burocrática de sobrevivir a un aborto en una sociedad estancada en el tiempo, con un sistema que no la considera, no la quiere ayudar y al contrario, la juzga. Su crónica nos hace testigos del paisaje desolador de la sanidad pública de Rusia y el consecuente viaje a Alemania en busca de un aborto legal, decente y humano, pero al mismo tiempo, nos revela su viaje interno: su asombro y cuestionamiento de la decadencia y deshumanización del sistema; y el duelo interno y familiar por la pérdida del hijo.

Starobinets, una célebre escritora rusa por sus cuentarios de ciencia ficción y novelas para niños, dudó muchísimo el escribir o no este poderoso libro que a veces parece un relato de terror. “Este libro habla de la humanidad y de la falta de humanidad en general”, afirma al inicio, y es que esta lectura escrita con mucha honestidad y sentimiento pero también con gran realismo y proyección, que en su momento desató una polémica en Rusia, acaba siendo no solamente la memoria de una tragedia, sino una declaración, una crítica, un grito a las instituciones sanitarias rusas y a las rancias ideas que cuestionan el poder de las mujeres sobre sus cuerpos y las señalan o estigmatizan.

Esta lectura me impactó tremendamente y sigo pensando en ella en ocasiones. Es uno de esos libros que encuentro obligatorios porque nos propone «mirar» como el título indica, aquello que acaso no queremos ver o pretendemos ignorar. Es un libro que, tras el llanto, nos invita a la reflexión y a romper tabúes. Esa es la gran literatura, me atrevería a decir: aquella que con sus historias cambia el mundo.

(Hay otro libro de temática y estructura similar: EL ACONTECIMIENTO, de la reciente ganadora del Nobel de Literatura Annie Ernaux. Sería un buen acompañante espiritual de este este relato y podría hacerse una muy interesante comparación.)