Un verdor terrible
Un verdor terrible
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Los caminos de la ciencia exacta y del arte -de la literatura en particular- no suelen cruzarse a menudo. En un esfuerzo que no creo vano, Labatut intenta acercar ambas disciplinas. Lo hace contando historias, muy interesantes ellas, de grandes referentes de la ciencia y de grandes descubrimientos científicos.
A través de las narraciones de Labatut, uno comienza a vislumbrar un patrón: grandes genios que llegan a desarrollar grandes ideas pero a un precio alto: jornadas de trabajo sin fin, obsesión, enfermedad, ostracismo, sufrimiento y en algunos casos patologías psiquiátricas. Todo ello en pos de alcanzar el desarrollo de esa idea, para que ese embrión surgido de la curiosidad se transforme en un logro científico inédito en la historia.
Cuando leo algo de ámbitos que me son ajenos, tiendo a comparar con lo que conozco. En mi caso, hacer esta comparación le agregó un enorme valor a la lectura. Y es que resulta muy interesante advertir como el proceso de un descubrimiento científico en poco difiere del proceso creativo de un artista. Pero más interesante aún resultó advertir que, en definitiva, de lo que se trata en ambos ámbitos es de trabajar -casi obsesivamente- en pos de encontrar la creatividad o la inspiración necesarias para llegar a aquel gran descubrimiento o aquella gran obra maestra.
A nivel literario, creo que Labatut se queda corto con el componente ficcional en las dos primeras narraciones, que por suerte no escasea luego en la historia de Schrodinger y Heinsenberg.
Primera mitad: historias aleatorias de ciencia nazi, y su más que obvia aplicación en el campo de batalla.
Segunda parte: historia de los científicos involucrados en el primer boceto de la Teoría Unificada de la física, la dualidad onda-partícula y la reconciliación entre la Teoría de la Relatividad General y la Mecánica Cuántica.
Más recomendable, imposible.
“Un verdor terrible” de Benjamín Labatut es un libro que cautiva con su particular forma de narrar los sucesos a través de una prosa rítmica y fantástica, Labatut desafía los límites de la realidad y nos adentra en las vidas de científicos trascendentales del siglo XX a través de aromas y colores.
Un pasaje literario que nos sumerge en un mundo donde el conocimiento y “lo humano” se mezclan ya sea para crear “el progreso” o “el terror”, es un viaje fascinante a través de la mente de los científicos y sus descubrimientos, donde la vida y la muerte se entrelazan en una danza inquietante.
** spolier alert **
Nos describe el dulce olor a almendras que emite el cianuro, veneno que los altos líderes del Reich saborearon en sus momentos finales. También se explora la fragancia utilizada en Auschwitz en las cámaras de gas, cuyo origen se encuentra en el azul de Prusia. Este color, creado por Johann Jacob Diesbach en busca del tono original del cielo, terminó siendo la base del cianuro de hidrógeno. Fritz Haber, el padre de la guerra química, utilizó este gas mortífero para elaborar el pesticida Zyklon, empleado por los nazis para asesinar a miles de personas.
Karl Schwarzschild, astrónomo y físico, envió a Albert Einstein la primera solución exacta a las ecuaciones de la teoría de la relatividad general. Sin embargo, su reconocimiento llegó décadas después. Alexander Grothendieck, el príncipe ilustrado de las matemáticas, se adentró en espacios infinitos y aún vaga con sus axiomas. Erwin Schrödinger, quien puso orden al caos del mundo cuántico, sufrió un ataque de alergia al polen que deformó su rostro. Werner Heisenberg, creador del principio de la incertidumbre.