“Los españoles seguimos siendo los primeros enemigos de nosotros mismos. Empeñados en apagar las luces allí donde las vemos brillar”.


Mi valoración

 

«Vivir es relacionarse, gozar y padecer, desear, aborrecer y amar. La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo».

Mi valoración  

«La gente de este país vive con la imaginación».
«¡Qué dicha sería poder conciliarlo todo, amar y respetar a todo el mundo».
«Esto se acabó. Es cuanto por ahora podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son».

Mi valoración  

«Hay cosas que no pueden explicarse, y cuando se explican se convierten en literatura».
«Uno no quiere creer que detrás de una sonrisa bondadosa se esconde lo inconcebible».
«Los sueños solo sirven para despertar de ellos».

Mi valoración  

“En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia”.

“Los animales, asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”.

“El mundo, aquel mundo comprensible y racional, se escapaba sin sentir. Antes se podía distinguir una cosa de otra, pero ahora...”

“–Es la sumisión –dijo en voz queda Rediger–. La idea asombrosa y simple, jamás expresada hasta entonces con esa fuerza, de que la cumbre de la felicidad humana reside en la sumisión más absoluta”.

“...entonces yo aún no sabía que a pesar de crecer y por mucho que uno mire hacia el futuro, uno crece siempre hacia el pasado, en busca tal vez del primer deslumbramiento”.

“Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar para hacer que una mujer permanezca en una casa que arde. Ahí tiene que haber algo. Uno no se sacrifica por nada”.

“He perdido mi patria, dejó escrito Gustavo Sintora en el inicio de uno de sus cuadernos. Pero cuando escribió esas palabras, Sintora no se refería a ningún país, a ningún ejército ni territorio, a ninguna bandera. Su patria fue una mujer, una mujer que tenía nombre y ojos de atardeceres.”

View