Wilfredo

La historia me dejó bastante dormido. Sin embargo, la autora envía profundos mensajes sobre la moral, la responsabilidad, el dolor, la soledad, las pasiones humanas, la belleza y la importancia de aceptar las diferencias.

No me atrapó mucho la trama del libro, si bien es cierto que hubo momentos que me gustaron como las escenas de Tom tratando de que el Rey y sus súbditos recapaciten sobre quién era el verdadero príncipe y, por otro lado, las desventuras del príncipe Eduardo (el real) con su caballero tratando de recuperar su trono perdido.

La lectura ha sido bastante activa porque tiene una trama que va de menos a más, hasta llegar a un punto que brinda al lector un espacio para refrescar todo lo sucedido en ese periodo de tiempo en que nuestro personaje Guy Montage, descubre sus verdaderos sentimientos y salió, a pesar de muchas dificultades, en busca de la realidad que se hallaba reflejada en los libros que, antes, consideraba una satisfacción quemarlos sin considerar la importancia de estos para la humanidad. Lo único negativo que encuentro es que el autor, a mí parecer, o espero que haya sido el documento, no mantiene un orden en los cambios de sucesos o momentos, provocando que el lector algunas veces perdiese el hilo de la trama.