ACTITUDES POSITIVAS EN LA ENSEÑANZA
• El aprender es para el futuro; es decir, el propósito de la instrucción es facilitar cierto tipo de conducta en un tiempo posterior a la enseñanza.
• La probabilidad de que el alumno ponga en práctica sus conocimientos es afectada por su actitud a favor o en contra de la asignatura; lo que disgusta tiende a olvidarse.
• Ciertas personas influyen en otras. Los maestros, sí influyen en la actitud respecto a la materia de que se trata, y en el aprendizaje mismo.
• Un objetivo por el cual hay que esforzarse, es que el alumno tenga una actitud tan favorable como se pueda hacia la asignatura que usted imparte. Así ayudará que recuerde lo que le ha enseñado, y a que esté dispuesto a aprender más sobre ello.
¿CÓMO PROCEDER? ¿Qué se puede hacer para asegurar que habrá puesto todo su empeño en que el discípulo salga de su clase con la actitud más favorable posible respecto de la asignatura?
Acaso la mejor manera de empezar sea aclarando la meta, determinando cuál sería el comportamiento del estudiante, si ésta fuese alcanzada. Después, tratar de identificar algunas prácticas que ayuden a realizarla. Por último, explorar métodos disponibles para una autocrítica de su enseñanza, con el fin de ver si, sin darse cuenta, ha permitido condiciones negativas y averiguar aquellas positivas que pueden sumarse a las que ya está empleando.
Si uno de nuestros objetivos es inclinar al discípulo a que piense, aprenda, hable y asimile de una forma favorable lo menos que podemos hacer, es que se aleje de nosotros con sentimientos favorables, no hostiles, hacia la especialidad o actividad que enseñamos. Esta bien podría ser nuestra meta docente mínima.
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