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¿Por qué esta vaina no tiene para darle más de 5 estrellas? ¡Les daría todas las del cielo!
RESEÑA
Oh, dios, ustedes los ignorantes que no han leído este libro no tienen ni idea de qué tesoro oculta. En los dos días que me tomó leerlo la historia se ha vuelto tan especial para mí que no me sirven las palabras para explicarlo. Iremos paso a paso.
Cinder y Ella cuenta la historia de Ellamara, o Ella, Rodríguez, una chica blogger fanática de una saga de libros llamados Las Crónicas de Cinder, del autor L.P. Morgan. Ella obtuvo su nombre de un personaje ficticio de la historia, Ellamara, sacerdotisa druida que ayuda al héroe a cumplir sus metas. Ella vive con su madre desde que su padre las abandonó cuando tenía ocho años. Pero en su cumpleaños número dieciocho, sufre un terrible accidente en el que falleció su madre y dejó a Ella con horribles cicatrices en el setenta por ciento de su cuerpo (desde el hombro derecho incluyendo el brazo, a mitad del torso, de la cintura para abajo; sus pies se deformaron). Por ello, ocho meses después, Ella pasa a vivir con su padre, quién volvió a casarse con una guapa modelo y además tenía dos hijas de un anterior matrimonio, Anastasia y Juliette, ambas mellizas. Eran la razón por la que su padre la abandonó, algo que causaba resentimiento en Ella.
Pero más allá de eso, mucho antes del accidente, durante casi tres años Ella había estado en constante contacto con un amigo de internet a quién conoció a través de su blog Palabras de Sabiduría de Ellamara, un chico que se hacía llamar Cinder458. El primer encuentro de ambos fue durante un mail que envió Cinder debido a un post de Ella hablando sobre por qué la sacerdotisa Ellamara era mejor que la princesa Ratana y del error del personaje Cinder (el personaje de los libros) en escoger a dicha princesa. A partir de una discusión, ambos comenzaron a tener cada vez más contacto y conversaciones en las que descubrieron lo tanto en común que tenían. Pero lo que Ella desconocía era que Cinder es en realidad el actor juvenil del momento, Brian Oliver, quien pronto estaba para interpretar al personaje de Cinder (valga la redundancia e ironía) en la adaptación del primer libro de la saga, El Príncipe Druida.
Santo cielo, ¿saben lo difícil que es hacer un resumen de tooooodo el jodido libro?
Con la nueva vida de Ella, mudada ahora desde Boston a Los Ángeles, donde todo el mundo te juzga por tu apariencia, con una familia en la que no se siente bien recibida, con la pérdida de su madre, con el regreso de un viejo amigo que no había hablado durante los ocho meses que estuvo internada en el hospital y del que no había visto en persona, ¿podrá Ella sobrevivir a tantas abrumadoras emociones? ¿Será capaz de sobrellevar adelante su nueva vida? Y tal vez lo más importante, ¿podrá decirle a Cinder sus sentimientos, sin saber quién es en realidad y temiendo quedar destrozada ante un posible rechazo por su aspecto?
He dejado mucha tela por cortar en el resumen, por lo que iré cortándola poco a poco mientras os cuento mis impresiones... y qué impresiones.
Comenzaré diciendo que ese primer párrafo del prólogo me conquistó de manera tal que no pude parar de leer. Lo comenté en mis estados de Goodreads: cuando un libro causa un buen sentimiento en mí, aunando la extrema curiosidad u ansiedad de saber más, tiene muchos puntos asegurados conmigo. ¡Y no me defraudó! Mientras hago esta reseña tengo unas grandes, ENORMES, ganas de volver a leerlo. Eso nunca me había pasado con otro libro desde Diávolo, y ahora que lo pienso, ha pasado un año desde que lo leí extraoficialmente. Increíble.
Pero volviendo al tema, creo que otro hecho que causó me enamorase este libro era que, en un principio, me sentí identificada con Ella, y no porque era blogger, sino por su personalidad. El accidente dejó precuelas graves en su ser interior que, en cierta ocasión, la llevaron a querer suicidarse. Aunque era fuerte, inteligente y divertida, Ella era vulnerable y susceptible al que pensaran los demás de ella. Cuando fue matriculada en una escuela privada y comenzó a sufrir acosos y bullying por parte de sus compañeros debido a su cojera y aspecto, yo también sufría. Y la comprendía. Si bien no he tenido un accidente, sufrí bullying en mi colegio por mi aspecto (era muy pálida, gordita y retraída), en mi primera universidad desarrollé depresión que me llevó a pensamientos suicidas, mi relación con mi padre no es de las mil maravillas, y poseo este blog en el cual comparto mis locuras con quien desee leerme. Así que, puedo decir que sobran las palabras por el cual este libro se ha vuelto tan, tan especial para mí.
Aunque claramente va a faltarme mi Cinder. O mi Brian Oliver. Oh, Jesucristo, este chico va a matarme.
Cinder, o Brian, creo que es el chico que cualquiera pudiera desear tener. No solo se volvió un mejor amigo para Ella, sino que fue más que eso para ella. Como en varias veces se nos daban capítulos contados desde su perspectiva, podemos conocer más de él. Es alguien atento, preocupado y dulce, a lo que añadimos lo pícaro, obstinado y seductor. Brian es un joven apuesto, sabe que lo es y lo aprovecha, solo que con Ella se muestra tal y como es, una persona normal... y friki. Brian teme que su mundo, su estilo de vida sea demasiado dura para Ella, por lo que es la razón principal de que le oculte quién es. Sin mencionar que Kayleen, su coprotagonista en la película que actúa y su equipo de agentes lo obligan a fingir un compromiso para tratar de aplacar su fama de playboy y todos los chismes que rondan al respecto. Cuando Brian se entera de que Ella en realidad estaba viva, y además sufrió un accidente, su vida dio un completo giro de 180 grados, dividido entre la felicidad que suponía la persona que amaba en el mundo había vuelto a su vida y el horror de saber que si no obedecía los caprichos de Kayleen esta podría no solo destruir su carrera sino también destruir la vida de Ella.
También está la familia de Ella, quien en su momento me despertaba sentimientos contradictorios, comenzando por el padre. En mi defensa, no conocía la historia y obviamente vemos todo desde la perspectiva de Ella. Voy a decir que si bien se veían sinceras las intenciones de Richard, el padre, algunas acciones me parecen que eran extremas. Me molestaba –como a Ella– que el hombre hiciera cosas bajo el pensamiento de que era lo correcto para nuestra protagonista cuando resultaba todo lo contrario. Hubo muchos momentos en los que me frustraba tanto que lloraba, y podía entender a Ella. Este hombre la dejó por ocho años, nunca se preocupó en conocerla antes y le quitó la libertad de hacer lo que deseaba a pesar de tener la mayoría de edad; tardó mucho, hasta la mitad del libro, en comprender que sus acciones no eran las correctas para Ella. Y sí, también entendí que Ella debió haber sido comprensiva con él. En realidad ambos tuvieron la culpa pero me era imposible no apoyar el lado de Ella.
Y por otro lado estaba Jennifer, la madrastra. Ah, Jennifer fue alguien completamente distinta a todo lo que creí sería. Me parece que, al pensar que esto está basado en la historia de la cenicienta, automáticamente pensamos que Jennifer sería la madrastra malvada. Al inicio, Jennifer es alguien sensible al aspecto de Ella, algunas acciones de ella nos hacen dudar de que sus sentimientos sean buenos, pero lo son. Realmente lo son. Jennifer y Richard se conocieron mientras ella se refugiaba de un marido violento en una casa de acogida para mujeres que sufren violencia doméstica a donde Richard hacia beneficencia, fue amor a primera vista entre ambos. Puedo decir que conocer lo que fue la relación entre los padres de Ella y luego la llegada de Jennifer cambia muchísimo la perspectiva que uno tiene por completo. Jennifer es el tipo de madrastra que uno quisiera tener, sin dudas.
Pero claro, que uno quisiera tener excepto por las hijas que viene en el combo. Al menos excepto una. Juliette y Anastasia son descritas una versión junior de su madre: guapas, rubias y de ojos claros. Mientras que Juliette tiene el cabello largo, Ana lo posee corto y liso. La animadversión de ambas hermanas hacia Ella es instantánea. Sin embargo, Anastasia es la que más parece odiar a Ella en base del miedo, el egoísmo, de pensar que Ella le robaría la atención y amor de Richard. Tal y como dijo Juliette en una discusión, eso es algo irónico tomando en cuenta de que ellas le quitaron primero eso a Ella. Jules fue la primera de las mellizas en darle una oportunidad a Ella al punto de ser una de sus mejores amigas, no fue sino hasta el final que Ana aceptó empezar a tratarla –muy levemente. No debo especificar cuál hermana me gustó más, ¿verdad?
Y no puedo terminar de hablar de los personajes sin mencionar a los otros mejores amigos de Ella, Vivian y Rob, y su equipo de rehabilitación: la doctora Parish, Cody su enfermero y Daniel su fisioterapeuta. Creo que este combo se volvió esa fuente de apoyo que Ella necesitaba para salir de la burbuja en la que se envolvió luego del accidente. Vivian y Rob, junto a Juliette, la apoyaron en cada burla que le hacían en la escuela, la animaban a tratar de volver a ser una chica normal, y en su momento dado, a animarse a enfrentar a Brian. De todo el grupo, Vivian ha sido mi favorita. Es una chica sagaz, de mente abierta, divertida y sarcástica, lo ideal que necesitaba Ella. No es una friki, pero la entiende y apoya. Además, sus padres son gays y son como el hada madrina que llegaron a brindarle los vestidos para el baile con el príncipe.
Este libro ha sacado todas mis emociones y metido en una licuadora. He reído a montón, he gritado de frustración y emoción, he llorado de ira e impotencia. He querido sacar a Ella y protegerla de todos. Las humillaciones que le hicieron, las ofensas y burlas, no tienen idea de lo mal que me han puesto, pues sentí que iban hacia mí. Pensar que una persona como Ella, discapacitada debido a que requería del uso necesario de un bastón debido a sus piernas, con un cuerpo dañado, pasaba por ese tipo de sufrimiento, ha roto mi corazón como ningún otro libro. Quizás no sea la maravilla en narrativa, quizás para algunos sea soso y simple, pero a mí me causó mucha impotencia y dolor, pues lo sentí como mío. Esta escena resaltada fue lo que terminó por destrozarme, tanto que requerí de un minuto para proseguir.
Por otro lado, la relación de Ella y Brian fue tan preciosa que me enamoró. Pienso que todas deseamos una relación así, en donde tu pareja no sea solo tu compañero sentimental, sino tu mejor amigo. Tu cómplice, tu alma gemela. Leer la preocupación de Cinder, o Brian, hacia Ella, su agonía de pensar que ella habría muerto en el tiempo que nunca se comunicó, causó que mi corazón llorase por él, por ella y por lo que ambos tenían. Esperé con emoción el momento en que Ella se comunicara con él, en que él supiera la verdad, en que ambos por fin estuvieran juntos, y al momento de que sucediera, todo fue perfecto, maravilloso. Me reía un montón con sus charlas, sus discusiones, me conmovía el apoyo de él hacia los problemas por los que Ella pasaba, todo. Es una relación tan preciosa que causaba no quisiera acabar el libro. Y cuando por fin se vieron a la cara, cuando Ella supo la verdad y Brian se le declaró, nada más y nada menos que frente a todo el país por televisión, no pude más que estar orgullosa, ¡estaba feliz! Después de tanto dolor por ellos, ver que por fin se realizaba su felicidad me hizo sentir plena.
Con una narrativa amena, sensible, divertida y conmovedora, Kelly Oram causó en mí tantos sentimientos como ninguna otra autora en mucho tiempo. Este libro es uno de esos que se vuelven súper especial para el lector, de esos que serán imposible olvidar y que se querrá releer una y otra y otra vez. Llegué a este libro por dos razones: lo vi en mi inicio de Goodreads y lo había visto en una plantilla para Instagram. Estoy tan agradecida de haberle dado la oportunidad a pesar de la portada tan chick-lit para mi gusto –no me malinterpreten, esa portada es bellísima pero me dio esa primera impresión y el chick-lit no es un género que me atraiga mucho.
Sin duda alguna leeré más libros de esta autora, a la espera de encontrar algo tan hermoso como este libro. Me recordó mucho a Making Faces, de Amy Harmon, pero a un nivel mucho mayor. Este libro se llevó un lugar enorme de mi corazón, y voy a extrañar leer de sus personajes otra vez, hasta que decidan traducir el segundo libro. Si no lo han leído, por favor, háganlo. Estoy segura de que no van a arrepentirse.