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Tengo una predilección por este libro que merece ser reseñada.
Leí Historias de los señores Moc y Poc en el colegio, en séptimo grado del primario, a mis 12 años. Recuerdo que me causó muchísimo impacto y creo no equivocarme al hallar en esta lectura el inicio de mi inquietud literaria.
Hasta entonces, los libros me parecían aburridos, salvo algunas escasas excepciones. Me chocaba sobretodo ese uso del lenguaje exclusivamente literario, ajeno al lenguaje cotidiano, que a esa edad se constituía como una barrera difícil de franquear. También me incomodaba el aura de solemnidad que rodeaba a la lectura, reservada a los grandes temas universales.
Historias de los señores Moc y Poc rompió con todos mis preconceptos. No hay aquí un lenguaje ‘literario', por el contrario, hay una burla y una crítica al lenguaje mismo. No hay estructuras predispuestas, hay espontaneidad e interacciones que pueden seguir casi cualquier dirección. Y lo mejor, hay mucho humor basado en el absurdo, alejado de la solemnidad de los grandes clásicos escolares.
En definitiva, me pareció una obra que atacaba todo aquello que me separaba de los libros en mi pre adolescencia, y me abrió la puerta a la lectura.