La mano izquierda de la oscuridad
1969 • 274 pages

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“Un amor profundo entre dos personas incluye, al fin y al cabo, el poder y la posibilidad de causar un daño profundo.”

Que haya ganado el Hugo y el Nebula a mejor novela ya es decir bastante, dos de los premios más prestigiosos de la ciencia ficción.

El Hainish Cycle, como le gusta llamarlo a la gente (al parecer no así a la autora), es un conjunto de novelas y cuentos que ocurren en el mismo universo pero que pueden leerse independientemente. Y, en palabras de Le Guin, algunas de ellas tienen conexiones claras, otras un poco más turbias. No fue hecha, al parecer, como una saga; sin embargo, cada una cumple un rol especulativo en el trabajo de la autora que, dicho sea de paso, es una genio en el arte de crear sociedades y culturas.

En Planeta de exilio, mi primera novela de Le Guin, exploraba el racismo y la pérdida, con un grupo de humanos de una colonia terrestre abandonados a su suerte en el planeta Werel. En “La mano izquierda de la oscuridad” explora principalmente la sexualidad, aunque también hay temas psicológicos, antropológicos, religiosos y políticos. Genly Ai es enviado al planeta Gueden, en donde, aparte de hacer que se le congelen las pelotas, tiene como misión convencer a los guedenianos de unirse al Ecumen. ¿El qué? El Ecumen de los Mundos Conocidos, formado en ese momento por 83 planetas. No es un imperio, ni mucho menos; tampoco un cuerpo político. Es, más bien, un facilitador de bienes culturales. Tienen una máxima: “El acrecentamiento de la complejidad y la intensidad de la vida inteligente”.

Genly viene de la Tierra, ese planeta en el que el género determina expectativas, actividades, actitudes, normas y costumbres. No es fácil ser un Enviado en un planeta en donde la evolución ha tomado un caprichoso camino hacia el hermafroditismo, aunque tampoco se descarta la posibilidad de manipulaciones genéticas por parte de los primeros colonos. Los guedenianos tienen un ciclo sómer-kémmer. En sómer son hermafroditas neutros, no hay apetito, adiós al sexo casual de fin de semana, ni qué decir del hedonismo sexual; en kémmer arden de pasión sexual. Para ellos, los terrestres estamos en kémmer todo el tiempo. Ah, la pega aquí es que los guedeanos están en sómer las cinco sextas partes de su vida. Ahora imaginen sus costumbres, sus mitos, sus leyendas. ¿Y su aspecto? ¿El tono de su voz? Incluso para los guedeanos, la dualidad es inevitable. Es una cultura fascinante.

El único que parece creer lo que Genly tiene que decir es Therem Harth rem ir Estraven, el Primer Ministro de Karhide, uno de los principales países del continente. ¿Por qué enviar a un solo hombre a cumplir semejante tarea? Pues, claramente esto no es una invasión, es una invitación. Una sola persona no puede cambiar un mundo. En Gueden no saben de naves, nunca se preguntaron el “¿qué pasaría si pudiéramos volar?”. Tal vez este sentimiento tan arraigado tenga relación con que no existe nada en el planeta que lo haga, ¿de dónde nace la inspiración si no es de lo que percibimos? La odisea de Genly es una digna de ser compartida.

Esto es un experimento en el cual se explora a una humanidad desprovista de género. Una novela fresca, atrevida y provocadora que invita a la reflexión sobre nuestra sociedad.

October 26, 2020Report this review