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“Aunque lo supiera todo —dijo la Voz—, no podría saber que lo sé todo.”
Un físico ateo muere y es recibido por un ser de conocimiento infinito que se hace llamar la Voz y con el cual entabla una conversación.
Como muchos, tenía la esperanza de que este otro relato corto de Asimov tuviera relación con La última pregunta y que, de paso, sea igual de bueno. Tal vez lo único que compartan estos dos relatos es el tema filosófico. Vale la pena leerlo.