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“Mi pasión siempre fue construir una empresa duradera en la que la gente se sintiera motivada para crear grandes productos. Todo lo demás era secundario. Por supuesto, era fantástico obtener beneficios, porque eso es lo que te permite crear grandes productos. Pero la motivación eran los productos, no los beneficios. Sculley alteró esas prioridades y convirtió el dinero en la meta. Es una diferencia sutil, pero acaba por afectar a todos los campos: la gente a la que contratas, quién asciende y qué se discute en las reuniones”.
A pesar de sus maneras poco ortodoxas para algunos, de su brusquedad y su mal genio, Jobs fue un gran líder. Infundía pasión y confianza a las personas con las que trabajaba y lograba que hicieran cosas que a ellos mismos les parecían imposibles.
Sin duda, hay muchas cosas que aprender de él y de sus experiencias. Recomendado.