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Me siento sucio; necesito lavarme los ojos que leyeron, las manos que voltearon esas páginas asquerosas, la memoria del terrible ritmo de esta novela, bin ban sin parar sin tomar aliento sin alivio de la crueldad, la ignorancia, la maldad inhumana y yo sé que todos hacen lo mejor que pueden, que cada quien trabaja con lo que tiene pero esto me fue demasiado. Dió duro.Quize parar. Abandonarlo. Las ganas no me faltaban; mas persistí de castigo a mí mismo por mis quejas sobre la estructura de [b:The Taste of Sugar 50970150 The Taste of Sugar Marisel Vera https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1571125977l/50970150.SX50_SY75.jpg 73451645]. El contraste era irónico: oraciones de cuatro o cinco palabras en una, de cuatro o cinco páginas en la otra. Cada capítulo — son ocho — es un párrafo de monólogo interior nonstop, los pensamientos (si es que se le puede llamar pensar a las motivaciones de personajes tan bárbaros) e historias de creaturas primitivas y trágicas en un triste pueblito. Melchor pinta una escenografía espeluznante de un ambiente venenoso; un miasma de masculinidad tóxica, violencia, crueldad que el lector siente en los huesos. Una cultura de ensimismados, avaros, gente de pura mierda sin pizca de compasión ni conocimiento propio, envenenados por la religión y la falta de educación.No sé como recomendar este libro, ni a quien. Es un libro doloroso, que le quita a uno la esperanza. Toca temas de violencia a mujeres; abuso de menores; machismo requetetóxico; y la perpetuación de esa atmósfera de ignorancia, de barbaridad, de horror sin alivio. Mas con todo y eso, no puedo decir que me gustó, ni que lo disfruté, pero sí lo admiro. Melchor escribe con una fuerza impresionante, con pura pasión, y las historia, por dolorosa que sea, es necesaria oir.