

Me gusta bastante cómo la historia es contada. El protagonista relata todo en una conversación con un compañero, en medio de un café, pero no escuchamos el otro lado de la charla, solo la suya, mientras expone el misterio que representa Pickman. En un relato corto, nos lleva a imaginar un arte encubierto de misticismo y horror que envuelve a este personaje; horrores que, si bien están detallados en sus cuadros, siguen siendo indescriptibles e impensables para el ser humano.
El final me permite comprender el porqué del nombre del cuento, gracias a pequeños detalles que uno puede ir armando en las líneas finales. Es un desenlace fenomenal, que nos deja con la pregunta de qué pasó exactamente con Pickman.
Me gusta bastante cómo la historia es contada. El protagonista relata todo en una conversación con un compañero, en medio de un café, pero no escuchamos el otro lado de la charla, solo la suya, mientras expone el misterio que representa Pickman. En un relato corto, nos lleva a imaginar un arte encubierto de misticismo y horror que envuelve a este personaje; horrores que, si bien están detallados en sus cuadros, siguen siendo indescriptibles e impensables para el ser humano.
El final me permite comprender el porqué del nombre del cuento, gracias a pequeños detalles que uno puede ir armando en las líneas finales. Es un desenlace fenomenal, que nos deja con la pregunta de qué pasó exactamente con Pickman.