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“Hace dos siglos y medio que no se ha colonizado un nuevo mundo espacial. Nuestros mundos son tan cómodos, tan agradables, que no deseamos dejarlos. Este mundo fue colonizado porque la Tierra se había tornado tan desagradable que los riesgos y peligros de mundos nuevos y vacíos parecían preferibles comparados con ella. Cuando finalizó el desarrollo de nuestros cincuenta mundos espaciales, Solaria fue el último, ya no había ningún estímulo, ninguna necesidad de ir a otro lugar. Y la misma Tierra se ha retirado a sus cuevas subterráneas de acero. Es el fin.”
Ah, el gran Elijah Baley, la agorafóbica leyenda que en sus manos se encontró el destino de la Tierra. Los eventos ocurren dos años después de su visita a Solaria en El sol desnudo y, con esto, Baley se convierte en el primer terrícola en pisar Aurora, el primer planeta colonizado por los espaciales (originalmente llamado “Nueva Tierra”).
¿Su misión? Investigar el asesinato del robot humaniforme Jander Panell, el segundo en su especie después de su querido compañero Daneel Olivaw. En Aurora encontrará una sociedad más liberal, muy distinta a la de Solaria, en la que el incesto no es más que otra palabra en el diccionario; un planeta que fue concebido para obedecer las Tres Leyes de la Robótica. El problema es que el único culpable parece ser Han Fastolfe, un espacial simpatizante con los terrícolas y el mismo que ayudó a Baley en Bóvedas de acero, lo cual representa una desventaja política. Del éxito de Baley depende el futuro de su planeta, de seguir viviendo en sus Ciudades de acero o de tener la posibilidad de establecerse en nuevos mundos. No pressure...
Se entiende perfectamente lo que Asimov intenta hacer al conectar sus novelas incluso casi 30 años depués como en este caso. Hay muchas referencias importantes a otras obras y personajes como Susan Calvin, Mirror Image, Liar! y... ¡la psicohistoria! Así que por acá empezó todo, ¿eh? Qué maestro eres, Asimov.